Una historia de dos pj que conoceis bastante bien XD

Era una noche oscura, el cielo estaba reluciente por las estrellas brillantes, la Luna resplandecía en lo alto del cielo a un ser vivo que contemplaba las estrellas en su profundo pensamiento...

- ¡Hermano! - gritó una muchacha que se dirigía hacia él -, hermano -. Jadeó la muchacha -, padre quiere veros.
El joven, de rostro pálido, miró a su hermana, su hermana que era rubia, de ojos azules claros y pálida como él, era más joven que él.
- Miyo - la llamó -, dile que ahora voy.

Miyo miró los ojos azules de su hermano, y la marca en la frente que tenía de nacimiento, que le tapaba un poco el pelo que llevaba, el cual era rubio. Después de contemplarle se fue a avisar a su padre.

El joven se levantó, era alto, y se dirigió a su villa, donde habitaban especialmente elfos, el cual, él era un elfo.

La ciudad era blanca, iluminada por las luces de las calles, en el medio de la ciudad habitaba un gran árbol, le llamaban el árbol de la vida, pues era uno de los más antiguos árboles que habitaban en el mundo. El joven se hacerco a su casa. Allí entro en los aposentos de su padre.
- ¿Se puede? - preguntó.
- Claro hijo - le respondió el padre.
- ¿Querías verme verdad?
- Así es.
- ¿Para qué es?
- Es sobre lo que eres.
- Ahm...
- Eres un mystic muse, y aún no has probado tus habilidades fuera de esta villa. He decidido que te irás de la casa hasta que hayas mejorado aún tu magia hijo.
- ¡¿QUÉ?! No puedes hacer eso...
- Haz tu bolsa esta noche, porque mañana partiras a Gludio, ahí encontrarás a tu tío Ergloth, él te indicará por donde puedes ir.
- ¿No puedo hacer otra cosa verdad?
- No, Yami, debes encontrar un destino... No estar parado mirando las estrellas como todas las noches.
- Yo aquí ayudo a todo el mundo, ¿por qué...?
- Lo sé, pero así al menos verás como es el mundo hijo, el mundo es muy diferente a como se ve desde aquí.

Yami, que así se llamaba el joven elfo, se fue de los aposentos de su padre algo alterado. Se dirigió a los suyos sin mucha gana, y preparo su bolsa con ropa, dejo preparada su arma y se dedico dormir hasta el día siguiente.

- ¡Yami! ¡Yami!

Yami abrió los ojos y vió a su hermana con la armadura y sus duales. Yami al verla se encogió atemorizado. Ella al verle así dejo las armas a un lado riendose dulcemente.

- No vuelvas a hacer eso, ¿vale? - la regañó.
- Sí hermano - afirmó ella -, me ha dicho padre que os vais.
- Sin ganas, pero sí.
- Que envidía, me gustaría ir contigo, pero padre dice que aún no sé nada de el arte de las espadas, y eso que practico todos los días... T e hecharé de menos...
Yami la miró, y vió en su hermana tristeza, a lo que la agarró de la cabeza y se la frotó fuertemente mientras ella le pegaba para que la soltase.
- Cuidate ¿vale? - le dijo su hermana antes de irse, Yami la afirmó y ella se fue de la habitación.

Yami se vistió, cogió las cosas, y se propuso a partit hacia Gludio. Su padre le dio un mapa antes de marchar, y con ello empezó el viaje de Yami, el cual nunca podrá olvidar...



(Si queréis saber más sólo decirmelo... y si me dejais se podria hacer un apartado de comentarios pa la historia XD, que eso, si queréis lo sigo a más)

En su viaje, Yami contemplaba el horizonte sin muchas ganas, suspirando y preguntandose por qué a él le tenían que pasar estas cosas. Tan pensativo estaba que no se dió cuenta en lo que había delante suyo, y se chocó.

- Perdón - se disculpó Yami con el muchacho que tenía delante suyo, era un humano, de casi una cabeza más baja que él, con el pelo castaño mediano, y los ojos marrones, por sus ropajes, Yami supuso que era un mago.
- Chssss - le dijo el muchacho -, estan en media discursión quiza se peleén.

Yami sin comprenderle mira hacia adelante y ve a dos chicas discutiendo con las armas sacadas para casi empezar una batallar.

- Esto.. - le dice Yami al muchacho - ¿qué es lo que pasa?
- Pues que la morena atacó a la mascota de la rubia creyendo que era un animal salvaje - explicó el muchacho.
- Y por eso van a pelear... Me parece una estúpidez...
- Lo será, pero luego las ataco y me quedo con el respeto de ellas.

Yami sin comprender se abrió paso y vio a dos humanas, una morena con una espada, y una rubia con dos espadas. Paso por delantes de ellas y vio a un animal herido afuera del camino, el animal era un perro marron y peludo. Las chicas se le quedaron mirando, Yami se acerco al animal y realizó un hechizo.

El muchacho al verle se avalanzó a protegerle, pues la chica rubia fue corriendo a por él al ver que estaba conjurando algo. El muchacho no llego a tiempo, y la chica rubia le tiró hacia atrás haciendo que se cayera al suelo.

- ¿Qué le has hecho? - gritó de mal humor la chica.
- Eh... esto... - dijo el muchacho por detrás de ella -, él es nuevo en esto, dejale, si quieres pelea, pelea conmigo.
- Yo hice lo que tú no estabas haciendo - se enojó Yami con la chica. Se levantó, se sacudió la ropa.
- ¿Qué has dicho? - empezó a enfadarse la chica.
- Que si estuvieras preocupada por tu mascota te lo hubieras llevado a un curandero y no pelearte así como así.
- ¿Quién te crees que eres?
- Bueno dejale, es noob - insistió el muchacho.
La chica rubia le cogió de la pechera con la mano izquierda y le golpeó con la derecha, haciendole un moraton en la mejilla.Yami al ver sido golpeado se dirigió a golpearla pero el muchacho se puso en medio.
La chica morena observó al animal y vió que éste se estaba levantando.
- ¡Eh! Tu perro esta bien - la avisó -, deja al elfo tranquilo, sólo le curó.
- Más le vale - advirtió la rubia.Soltó a Yami y se fue a ver a su mascota.

La chica morena se fue, mientras que el muchacho se acercó a Yami.
- La proxima vez no interfieras - le aconsejó.
- ¿Por qué? - quiso saber Yami.
- Porque sino te querran matar.
- ¿Y a tí que te importa...?
- Yo te advierto si luego quieres pelea aya tú.
- Gracias por la advertencia, ahora me voy.
- ¿A dónde vas?
- ¿Y a tí que...?
Yami miró al muchacho y este le miraba muy fijamente.
- Que crees ¿que no sé cuidar de mi mismo? - le preguntó Yami.
- Así es, no durarás mucho sin mí - se chuleó un poco.
- ¿Qué te has creido?

El muchacho alzó la mano, y de él salió una bola de fuego, que se dirigió a Yami a toda velocidad, sin poder esquivarlo, la bola le golpeó sin hacerle quemadura, tirandole al suelo. Sin querer admitirlo, Yami admitió que él era poderoso, y tuvo que admitir que fuera de su ciudad no sabía nada, y que ese muchacho sabía sobre como estar por ahí afuera.

- Esta bien... - dijo Yami -. Voy a Gludio... ¿Podrías acompañarme?
- Claro - afirmó con una sonrisa el muchacho -, ¿es verdad que los elfos en realidad no sois tan listo como parecéis?
- Pero qué... - Yami empezó a alterarse.
- ¡Eh! tranquilo, era una broma - sonrió el joven -, soy Selfas, y ¿tú?
- Yami.
- Gludio es más rápido de llegar por aquí, ¡Vamos!


Los dos jovenes fueron por un camino, para en ese camino ya se habian unido una amistad profunda, aunque en el principio no se llevarán muy bien.